La primera vez que vino a España fue con una Vespa destartalada. La Vespa no sobrevivió pero lo que vio le gustó tanto que decidió convertirse en emigrante.
Recién estrenado como periodista, salió de su ciudad natal de Zurich en la pacífica y bien organizada Suiza para instalarse en el convulso Madrid. Eran los años de la Transición.
Entretanto ha hecho muchos kilómetros trabajando en la Península y en el Maghreb, escribiendo un par de miles de crónicas y media docena de libros sobre estos países, incluido guías literarios de Madrid y Lisboa.
Al final, cuando se cansó, decidió convertirse en librero. Desde hace diez años lleva la Librería Alemana Auryn en Madrid. Esto le da el placer de conocer a mucha gente, de poder leer un montón de libros gratis y – encima – vender los suyos.
Obligado siempre a resumir lo importante en pocas líneas, se ha volcado hacia las formas breves de la poesía. Confiesa que no conseguiría escribir una novela entera. Prefiere captar el instante, ligero como el aire, o – también – gritar la verdad en pocas palabras.
Se sigue notando en la mayoría de sus textos que es periodista. Necesita sumergirse en el mundo que le rodea, captar su esencia, y al mismo tiempo estar con los dos pies fuera, para observarlo y describirlo desde la distancia.
A fin de cuentas, ignora si es Suizo o Español, de fuera o de dentro. Esto lo hace más incómodo – o interesante, según se mire.
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