El reloj del Café Libertad marca las 9:45h y… ¡COMIENZA LA FUNCIÓN!
Luis, sube al escenario y tras su presentación dinámica y particular, explica las reglas que tiene este formato llamado Poetry Slam, recuerda al poeta 21, que hace un año dejó de acudir de manera presencial a esta cita mensual, con un poema. Tras éste sentido momento da paso a los poetas.
El primero de la gran lista de la noche, Rubén Prada, juega con la sonoridad de la letra “P” contándonos una historia de un informático de su empresa.
Tras él sube a este pequeño pero gran escenario, Silvia Nieva, como un pájaro, volátil, con su exquisito lenguaje de metáforas y alas y nos deja un sabor de fresas tras la lengua.
Después llega el turno del que se está convirtiendo en habitual, el gran Meditador, que con su singular costumbre, nos habla de incertidumbre rimando con legumbre, lumbre, con la que consiguió nuestro deslumbre poniendo sus voces extrañas.
Estamos en el Libertad y es el turno del Azul, pero no de un Azul cualquiera sino del Cable Azul, comienza con un pequeño homenaje a 21, y luego se pone en plan criticón de frikis que no paran de hablar de películas que han visto y de las que no, además de la guerra de sexos, y todos estos temas que tanto divierten a la sociedad. Terminando su poema, arranca la gran ovación hasta el momento.
Tras el azul, viene Tio Car tan de negro como es habitual, y se atreve con un poema que escribió ese mismo día cocinando unos espaguetis a la carbonara.
Después de un tono de hip-hop pasamos a una poesía más convencional de la mano de Jose Manuel de Lucía en su primera vez en el Slam. Su poema es un homenaje a dos jóvenes ahorcados en Irak por ser homosexuales, y literalmente consigue que a más de uno se le salten las lágrimas.
Un tipo con rastas se apodera del escenario, es nuestro slamer Aaron Colleman con un corazón más grande que su propio cuerpo nos canta Falling in love slowly music.
Tras él es el turno de Montoya, diciendo que Montoya no es más que un personaje, que la persona está dentro y todo se arregla contándolo.
Vuelve una chica a la tarima, en este caso Eva Simarro que nos introduce con sus “Cuentos líricos” en el mundo de las princesas y los príncipes.
Tras ella sube otro príncipe destronado que no sabemos si es azul o colorado pero que con su Spanglish consigue que el público se desparrame en aplausos y silbidos y no es otro que nuestro Llanito.
Con un toque de fiesta y flipe comienza el replique de otro rapero, Moche 13.
Después sube al escenario la poeta que más se quiere a sí misma y hace bien, porque aparte de muy original, graciosa y peculiar es muy especial. Tras el acento de Biggi Rom es el turno del polifacético Daniel Orviz, que sube al escenario declarándose culpable pero sin ninguna culpabilidad, simplemente declara que somos demasiado cojonudos para haber sido solamente fruto de la casualidad.
Y con esto llega el turno de Sebastián que nos llevó a mandar misteriosos y tierras de verano quizás para encontrarla pero se llevó un trompetazo por pasarse los 3 minutos de su tiempo, pero no es problema un punto menos y ya está estamos seguros que el próximo mes volverá con las mismas ganas o más.
Angela Angulo nos recuerda eso que tantas veces hemos preguntado todos, ¿mamá, qué seré yo de mayor? No lo sabemos Ángela, solo tenemos claro que tu VOZ está sonando, y está calando fuerte. Tras la voz de Ángela, llega una poeta nueva en el Slam, con gran peligro, pues con su poema de principios, postizos, porno y buen gusto Tulia Guisado llega a la final.
El punto y final del aquelarre, antes de la votación, lo pone una espontánea con un poema dedicado al poeta Aaron, lo que causó una gran emoción.
Tras un breve descanso, descubrimos que los finalistas son Cable azul, Aaron Colleman, Lanito y Tulia Guisado. Los cuatro merecieron el gran premio, después de luchar en el rin, incluso alguno, Llanito, se atrevió a improvisar con la ayuda del Chiqui-Pum del público, pero por unanimidad, y tras la locura de aplausos del público, la GANADORA del Slam de Marzo no fue otra que TULIA GUISADO. Se despidió muy agradecida y emocionada ya que llevaba seis años sin recitar sus poemas en público, y por fin, le volvió a entrar el gusanillo y consiguió llevarse a casa una bolsa de caramelos y un par de libros. Enhorabuena Tulia, esperamos que no vuelvas a privarnos nunca más de tu poesía.
Y hasta aquí podemos leer, no sin antes decir que el mes que viene… ¡MUCHO MÁS!
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