Te lo contamos.
Sí, hay que decir en alto que el
slam es espectáculo, que es entretenido, que es poesía escénica y
que necesita de poetas y de escenarios. Y que siempre había tenido
poetas. Y que ahora tiene también escenario. El teatro Alfil,
precisamente, que busca ampliar su espectro como están haciendo
todos, tal vez en busca de un público cansado de lo de siempre.
Salirse del drama del teatro para encontrar el drama en la gente.
Como un artista. Por las razones de los artistas. Y es que entre el
público hay drama, entre el público hay poesía, entre el público
hay humor, amargura, alegría, preocupación, sinceridad... y la
gente va pidiendo que alguien, sea quien sea, les recuerde todas esas
cosas. Hay en Madrid, entre muchos, un espectáculo que tiene drama y
actores, que tiene poesía y poetas, que tiene emociones y locos que
las dicen en voz alta. Y locos que escuchan en voz alta. Y ocurre una
vez al mes, en un teatro, como antes en un bar, o en una cárcel, o
en un colegio, o en un parque. Y seguirá ocurriendo porque la gente
cada vez lo necesita más.
El mes de Julio
vio el debut de los slammers y su público en el teatro, y fue un
encuentro feliz de todos con las tablas por antonomasia, un encuentro
que parecía un reencuentro porque los participantes de ese día
tienen ya tablas, aunque quizá no siempre tan bien barnizadas como
las de el Alf!l. De todas formas un todoterreno no se avería por
meterse en la autopista. Además, el Alfil parece diseñado para el
slam: responde a las características de un café teatro, con mesas
en el patio de butacas y una barra para aplacar la sed durante el
show. El precio de la entrada, 6€ en la web del teatro,
http://teatroalfil.es/espectaculos/comprar-entradas/5658 desafía la
lógica (todos los espectáculos que ofrece el teatro cuestan
bastante más) aunque hay que recordar que los que actúan son poetas
y si hay algo prosaico en este mundo es el dinero.
Fueron diez poetas los
que participaron en este slam de muestra que presentó el concepto a
un público que no tenía porqué saber de qué va esto. Y aunque es
cierto que la mayoría de los allí presentes lo sabíamos -tampoco
está tan lejos el Alf!l de la calle Libertad- se explicó bastante
bien y en poco tiempo, de tal manera que a las ocho y diez ya estaba
el primer poeta de la noche en escena. Y ya que con él tenía que
empezar algo nuevo tenemos que alegrarnos porque esta vez el
“sacrificado del público” (que así se llama en el slam a quien
le toca en suerte recitar en primer lugar por la desventaja que esto
supone) dio la medida del slam actual español. DYSO, finalista
nacional en Jaén, puso el silencio y centró la atención en el
Alf!l con sus versos, “La palabra palabra paz labra”, y cuando
terminó ya no quedaba duda de que la cosa va en serio. Tras él,
Diego Mattarucco, que va camino de batir un récord de victorias en
los slams peninsulares, jugó sus cartas combinando sílabas y
mezclando sentidos con su “Haz tu fuerza”. El genial Pepe Ramos
ofreció un clásico, la “Plegaria para una pija”, de la que tal
vez algún lector recuerde el glorioso “¡y mediamelénamela!”
con que termina, y un poema nuevo dedicado a las sillas de oficina,
demostrando que hay poesía en todas partes. Salió después Cysko
Muñoz, que venía de Barcelona, donde se ha ganado su prestigio
merecidísimo como poeta y como persona normal, lo cual es una hazaña
poco vista, y definitivamente puso al público a funcionar cuando
bajó del escenario y encargó a tres personas que recitaran por él
tres versos estratégicos de su obra. Y al terminar Cysko La Chica
Metáfora, con sorprendente naturalidad, nos propuso discutir, aunque
lo argumentó tan bien que nadie osó llevarle la contraria. Yanito
se lanzó a la yugular de la crisis mencionando a un tal Rodrigo
Rato-ncito Perez-oso, y su camino lo siguió Ángela Angulo, que solo
“quería un piso pequeño que luego pudiera vender al doble de
precio” cuando, supongo, le sorprendió el desmoronamiento de las
sub-prime. Silvia Nieva cantó a otro tipo de crisis, la existencial
que nos afecta a todos. Tras ella,
Tulia, nos brindó un momento muy poético y solemne. Terminó Pablo
Cortina volviendo a
cargar contra la Esperanza que le desespera.
Después hubo una final
y un ganador para que se entretenga el público y se pongan nerviosos
los poetas, pero eso es lo de menos aquí. Desde mi punto de vista
(subjetivo, para Pero Grullear), es mejor que hable de Luís Lambas,
de Natalia, de Pumuki Poetry, juntos y por separado. Porque eso
también es el slam, ya que son la parte profesional de esto, los que
estarán, a juzgar por lo que vimos, impecables cada noche y le darán
al show su personalidad independientemente de quién se suba a
recitar. No hay poetas profesionales. El oficio en la poesía y el
oficio de la poesía no tienen nada que ver: el segundo no existe y
el primero está al alcance de cualquiera (como el escenario del
Alf!l, ahora). Funcionó la química entre ellos: Luís ganó con los
minutos, Natalia puso cordura sobre las tablas... y Pumuki. Qué
tentación la de emular a Manuel Machado y dejarlo ahí, pero no.
Porque Pumuki Poetry, que es poeta y Dj, puso el contrapunto musical
a la poesía (y al Mc, o maestro de ceremonias) perfectamente, como
si lo hubiera hecho toda la vida aunque era la primera vez, como si
lo tuviera ensayadísimo aunque tuvo una hora antes de que llegara el
público... si salió bien es porque de la naturalidad entre esas
tres personas surge el slam. Y esto, que es una suerte, es también
una garantía.
Así que sí,
hay que decir en alto que el slam es espectáculo. Díganlo ustedes.
Díganlo, por ejemplo, desde lo alto del escenario del Alf!l.
Paul Itfish
No hay comentarios:
Publicar un comentario