Hablemos de que la vida
es caos, y que el caos es un estado indefinido que precede a la
ordenación del cosmos. La poesía es nuestro cosmos, el firmamento
al que nos gusta mirar para olvidar el desastre terrenal que nos
rodea. Hablemos de que dentro de un sistema caótico los pequeños
cambios producen un impacto apreciable en el conjunto global.
Hablemos, también, de que el 28 de noviembre, cuando el pestañeo del
reloj marcaba las diez de la noche, en el Teatro Alfil de la Calle
Pez empezaba una nueva edición del Poetry Slam.
Hablemos de que el caos se queda en la puerta, congelado por el frío
madrileño, y dentro del teatro los pequeños cambios se suceden para
hacer de éste un Poetry Slam diferente a los
anteriores. El universo se reordena, una vez más, con poetas y
versos.
El
otoño ha llegado al Poetry Slam y el escenario
del Teatro Alfil nos recibe cubierto de hojas secas, la música de
Pumuki Poetry DJ acompaña al público, esta vez menos
numeroso que en anteriores ediciones, mientras toma asiento y entra
en calor para disfrutar de la sesión de poesía. Se apagan las luces
y vemos que sobre el escenario no está nuestro presentador habitual,
Luis J. Lambas, sino que éste aparece vacío… una voz
estalla desde el patio de butacas: Dani Orviz, campeón
nacional del Slam, se pone de pie recitando micrófono en
mano, “¿Qué es la vida panoli? / ¿si no esta road movie?”,
mientras sube al escenario. Dani Orviz no será hoy slammer,
sino que hará las veces de presentador. Ya sobre las tablas pregunta
cuánta gente hay entre el público que nunca haya ido a ningún
Slam, muchas manos arriba agarrando la nada del aire. Ante el
gran número de “espectadores vírgenes” Dani se toma unos
minutos, antes de explicar las reglas habituales y repartir las
pizarras de la puntuación, para hacer un ejercicio y que el público
aprenda a dar un aplauso por compromiso, a brindar una ovación y a
ofrecer un abucheo. La inyección de humor del presentador surte su
efecto y las risas llenan el teatro Alfil. El ambiente está
caldeado, empieza la sesión.
Se reparten las pizarras
de puntuación entre el público al ritmo de la música de Pumuki
Poetry DJ, y la mano inocente de un espectador saca el nombre del
primer participante: La Chica Metáfora. Parece que La
Chica Metáfora se ha despertado con el día poético como nos
cuenta en sus versos, lee un poema de amor “en la alegría del
despertar, he decidido componerte, escribirte, crearte, amarte entre
poemas, usar la lengua y el lenguaje”, por el cuál el público
le concede 20 puntos.
Siguiente invitado,
tiempo para un habitual ganador del Slam: Pablo Cortina. Pablo
tiene una forma muy visceral de amar, y así lo dicen sus versos “te
amo como un vaso de cristal precipitándose al suelo […] y
así quiero romperme, en mil pedazos contra ti”. Y aunque el
poema diga “te amo tanto que quiero desaparecer […] quiero
romperme en ti, erradicarme de tu entorno”, Pablo no
desaparece, al menos no sin antes recibir 24 puntos de premio. Lo que
si que desaparece es uno de esos puntos, ya que el poeta ha superado
los tres minutos de intervención y las normas del Slam son
claras: se le penaliza restando un punto, con lo que finalmente son
23 para él.
El tercero en subir a
recitar es Antonio Moreno. Lee el poema “Me sobran las
palabras”, y con versos hermosos como “no hacen falta las
palabras para darle al viento la sorpresa de permanecer erguidos”
se lleva 19 puntos. Cuatro puntos más que Antonio recibe el
siguiente poeta: Oli; él declara en sus versos que le
encantan los vicios y que “la vida no es carne muerta y culpa”,
y el público declara en su aplauso que ha gustado el poema como las
pizarras declaran que la recompensa es de 23 puntos.
Tiempo para unos minutos
musicales de la mano de Pumuki Poetry DJ, mientras el público
corea “poesía… poesía… poesía” al golpe de batuta del gran
Dani Orviz, que sabe cómo hacer que el ambiente no decaiga.
Es éste, decía anteriormente, un Slam lleno de cambios y de
sorpresas: el siguiente poeta llamado a participar no se encuentra en
la sala. Así que una mano inocente de entre los espectadores saca
otro papel con el nombre del que será el próximo en subir al
escenario: Rubén Prada. Rubén habla en su poema de los
diferentes tipos de polvos; con ironía, humor y ritmo en la lectura
consigue 21 puntos.
Tiempo para que suba a
recitar una mujer. Silvia Nieva revoluciona el Slam, su
poema tan descarnado como hermoso se lleva 26 puntos. Es justo que
los versos “no les nacen los bebes a las mujeres de mi tiempo / no les nacen por el peso inerte de sus profesiones” sean premiados con una
puntuación tan alta. Como es justa la ovación que recibe, y merece,
Silvia por su gran actuación cuando baja del escenario tras su
último verso “os queda decidir si dejáis nacer al hijo, para llenar vuestros
fracasos”.
Con el poema de Silvia
aún en la retina del alma, llega el turno para Diego Mattarucco.
Sus poemas cacofónicos y su manera intensa de recitarlos nunca deja
indiferente a nadie. Esta vez el amor es el tema y la guía de su
destreza sonora “Tesi, Tesi, Tesi, tehesi –do fiel, Tesi,
Tesi, Tesi, tesi-ento, Tesi”. Nada menos que 23 puntos para él.
La misma puntuación que recibe el siguiente participante Olis do
Caro con su poema “Los seres de las vidrieras”.
Se va acabando la primera
ronda de este Poetry Slam y el último en recitar es
Rafael Carvajal. Su poema que nos cuenta que su psicóloga se
jubila, y él con sus nervios al leer demuestra que la poesía es
alma, es raza, es víscera y es una incontrolable explosión de
sentimiento. El aplauso ensordecedor que recibe Rafael sólo es
callado por el recuento de puntos en las pizarras: ¡25!
Llega la final, y por
primera vez en el Slam hay 6 poetas en ella: Silvia Nieva
(con sus 26 puntos), Rafael Carvajal (son sus 25 puntos), y el
múltiple empate a 23 puntos de Pablo Cortina, Olis do
Carlo, Diego Mattarucco y Oli. Recitarán todos,
uno tras otro sin pausa, y el ganador será el que reciba más
aplausos del público. Empieza recitando Pablo Cortina con un
buen poema cuyo primer verso es apabullante “yo sueño que sueño
que sueño que sueñas”. Tiempo para Orlis do Carlo, que
al igual que Pablo también sueña: “sé que anoche soñaba
poesía […] volví a dormirme descontrolado, soñando poesía
para mañana”. Tercero en recitar Diego Mattarucco que
más que recitar se come el escenario recorriéndolo de un lado para
otro, imprimiendo intensidad en sus palabras y ritmo imposible en sus
frases. Oli es el cuarto poeta y recitar sin usar el micro
acabando con un buen verso final “no hay espacio entre palabra y
sonido”. Después del “grupo de los 23 puntos” es el
momento para que Rafael Carvajal impresione con su poema
“Delirios de suicidio de lunes por la mañana”. Y tras
Rafael, llega Silvia Nieva para decir, con versos, que si su
poema anterior ha gustado el que lee ahora, en el que nos cuenta de
qué van sus horas, no tiene nada que envidiar.
Tiempo para saber quien
gana este Slam, el “aplausómetro” premia a cada poeta y,
sin lugar a dudas, la mayor ovación se la lleva Rafael Carvajal,
él es el campeón de esta noche. Como ganador Rafael lee un poema
más.
El Poetry Slam
se acaba... Pero antes un pequeño cambio más con respecto a
ediciones anteriores: hoy no se acaba con la lectura de un último
poema del ganador, si no que nadie quiere irse a casa sin poder
disfrutar de un poema de nuestro eventual y excepcional presentador
Dani Orviz. Él es el campeón nacional del Poetry Slam
y no se puede bajar del escenario sin demostrarlo. Con el humor que
muchas veces la poesía necesita, y con la destreza de un slammer
de su talla, Dani Orviz recita su poema “Astronauta
cósmico gitano”. Es tiempo de volver al caos porque Dani
acaba de desmontar nuestro cosmos.
Gonzalo Benito
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