Ocurrió anoche, en la Noche de los libros. Noche única en la que pensamientos e ideas toman forma de palabras y salen a pasear por las calles de Madrid. Palabras que buscan escaparse entre los inocentes labios de algún niño o evocar un recuerdo perdido en la memoria de algún viejo vagabundo que camina sin rumbo. Palabras que destierran el silencio para hacerse oír.
No perdió su esencia. Estuvimos todos, los de siempre, pero cambiamos el escenario y entre el público se dibujaban algunas caras nuevas. Fue anoche. En el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes. Y sí, fue, como todos, un Poetry Slam único.
La poesía no entiende de fronteras ni de lenguas. Las primeras palabras en subirse al escenario no eran españolas. Venían de las voces de Andy Craven-Griffiths de Reino Unido, Weronika Lewandowska de Polonia y MC Busa de Hungría. Inglés, polaco y húngaro. Y sigue siendo poesía al fin y al cabo. Poesía que nos cautivó a todos. Que hizo despertar nuestros cinco sentidos. Que nos descubrió una nueva mirada. Poesía que nos atrapó en una nube de sensaciones nuevas.
Pero esto fue sólo el principio. El primer mordisco que dimos al fabuloso pastel de poesía que teníamos preparado. Y, entonces, aparecieron las pizarras, las tizas, la trompeta, el tiempo, el botecito metálico con los planetas y nuestro presentador Luis; ingredientes indispensables para nuestro Slam. Y aparecieron nuestros poetas.
Aaron Colleman, en palabras de Luis “una revolución poética” rompió el hielo y fue el primer poeta del concurso en recitar, y además lo hizo en inglés. Mayte Barrera, cuya dulzura desbordó el escenario, fue la segunda y volaría como un cometa hasta la final. Cable azul se subió al escenario y cautivó al público con su poesía en clave de humor sobre las personas en el siglo XXI. Y llegó el turno de Silvia Nieva, no sabemos si, como decía su poema, su corazón es “una fosa común de huesos y cabos sueltos” pero de lo que no hay duda es que su sonrisa nos tiene cautivados a todos.
Y llegó el momento de Rubén quién, rodeado de misterio, dedica su poema a una persona que “le gusta que exista”. Poema que pulsa el botón de “reflexionar” en todas nuestras cabezas, que busca que la indignación encuentre un referente en nuestras palabras del día a día. Tan simpático, alegre y jovial como de costumbre y recitando en inglés y en español con gran naturalidad, Yanito se subió al escenario para deleitarnos convenciéndonos de que él “era el asiento más cómodo del metro de Madrid”. Asiento que, por cierto, le hizo llegar hasta la final. Dani Orviz no podía faltar en esta noche de Slam y aprovechó cada milésima de segundo de los tres minutos de los que disponía. Sus palabras dibujaban en el aire imágenes de todos los colores. Imágenes que se atropellaban unas a otras y arrancaban la carcajada del público. Y como “un rayo de luz” se colocó en la final. Ágela Angulo, “una obrera de la poesía” en palabras de Luis, también tuvo su hueco en la final con un poema simpático y jovial sobre la timidez.
Y llegó la gran final y a cuatro de ellos volvimos a escuchar: Dani Orviz, Ángela Angulo, Yanito y Mayte Barrera. Entre gritos y aplausos Dani Orviz se hizo con la victoria de este Poetry Slam Europeo.¡ENHORABUENA DANI!
Cada rincón del teatro se inundó de poesía, de la nuestra, la Slamera. El eco de las voces de nuestros poetas aún flotaba en el ambiente cuando se cerraron las puertas del teatro. Nuestro Slam terminó y fue, como siempre, algo único. Gracias a todos los que allí estuvisteis.
Gran crónica!! La verdad es que fue una noche genial, y muy única, como todos los slams, siempre hay algo nuevo y sorprendente. Yo sigo alucinando con algunos de los poemas que esuché, fue una pasada.
ResponderEliminarHasta la próxima!